Las Dracaena, conocidas habitualmente como Drácenas son un grupo de unas 40 especies de árboles o arbustos con aspecto de palmera pero sin estar emparentadas con estas.

Excepto unas pocas variedades son todas originarias de África y su entorno. Como especie curiosa cabe destacar el famoso Draco de Canarias (Dracaena Draco) tan representativo de las islas. 

Se difencian en dos grupos, las de tipo árbol grande, como el citado Draco de Canarias y las de árbol pequeño habituales en los espacios interiores y en decoración.

Su sistema de crecimiento, engrosando y descubriendo los troncos que soportan sus hojas, es su característica más notoria y por la que todo el mundo las diferencia.

Comienzan creciendo como una pequeña planta, disponiendo sus hojas en forma de roseta alrededor del punto central. Conforme van creciendo pierden las hojas inferiores y dejan al descubierto su tallo, que les confiere su clásico aspecto y que llega a tornar leñoso en algunos casos. De los tallos, llegan a brotar nuevas ramas que se desarrollan del mismo modo que el cuerpo central, como nuevos troncos que van quedando igualmente al descubierto cuando pierden las hojas inferiores.

Sus hojas, siempre alargadas, pueden ser finas y largas o más cortas y gruesas, conbinando el verde más intenso con líneas de otro tono de verde, o rojo o amarillo según cada una de las especies.

La Drácena Marginata, de hojas muy finas y con matices rojizos, la Drácena Deremensis, de hojas más anchas, algo rizadas y de acabado amarillento y la Drácena Sanderiana, conocida como 'bambú de la suerte', con sus hojas verde brillante, son las variedades más populares y son plantas muy habituales en la decoración de nuestras casas por la facilidad de su cultivo en interiores.

Aunque no muy frecuente, llegan a dar alguna flor, de color blanco amarillento. Esta es más común en la Dracaena Fragans, o 'tronco del Brasil', que además es de una fragancia muy intensa.

Para cuidar una drácena solo hay que prestar atención al riego, que nunca debe ser intenso, pues prefiere el terreno más bien seco que húmedo y por supuesto nunca encharcado, lo que haría pudrir sus raices. 

Así, situándola en zonas luminosas o medianamente luminosas y 'olvidándonos' prácticamente del riego, las Drácenas crecerán en el interior perfectamente y además purificarán el aire que nos rodea pues son una de las plantas que mejor lo hacen.

La excepción al riego la crean los 'bambues de la suerte', que podemos conservarlos como flor cortada, en jarrones con agua, y hacerlos crecer durante mucho tiempo antes de pasarlos a la tierra.

Si queremos darles formas ramíficadas bastará con cortar su tronco a la altura que queramos para forzarle a brotar nuevos troncos por debajo del corte o sobre este mismo.

Disfruta de la belleza de sus troncos y hojas!